Haya de Turrientes

Haya de Turrientes

agosto 4, 2020

Haya de Turrientes

Se encuentra en Las Majadillas, Turrientes (Cerratón de Juarros). La haya se sitúa en el cruce de arroyos, aguas arriba del pueblo y su acceso es regular. La haya ha quedado como testigo de lo que en su momento pudo haber sido una dehesa con árboles de grandes dimensiones de varias especies.
La conservación buena y tiene una altura de 16m, su perímetro es de 6,2m. y tiene de copa 21m x 20m.

Localización Haya de Turrientes Google Maps 

Por el camino a Villafranca que sale de las primeras casas de Turrientes hacia el sur, avanzamos hasta las inmediaciones de la unión del arroyo de Valbuena con el río Romancho.

Fuente: Catálogo provincial de árboles singulares. Diputación Provincial de Burgos

Más sobre la haya de Turrientes y su espectacular entorno

Fuente: Zález

Más sobre  la Haya: Haya Fagus sylvatica

Fuente: Catálogo provincial de árboles singulares. Diputación Provincial de Burgos

Robusto y elegante árbol de copa redondeada que puede alcanzar los 30 metros de altura. Las ramas forman un característico ángulo de unos 60 grados y su lisa corteza es de color ceniciento, conservándose prácticamente sin agrietar hasta en los ejemplares con muchos años. De hoja caduca, sus frutos, los hayucos u oves, aparecen en grupos de dos cubiertos con una típica cúpula erizada.
Gusta de laderas frescas y umbrías de montaña, ideal entre los 1.000 y 1.700 metros de altitud. Poseen cierta fragilidad frente a las copiosas nevadas, que rompen sus ramas y derriban muchos ejemplares. Es muy resistente a los incendios.
Aparecen muy repartidas por casi todos los sistemas montañosos de la provincia, en las zonas más septentrionales como Treviño, La Lora, Valle de Valdelucio, Montes de Oca y en la Demanda, entre otros. En muchos casos han sido podadas regularmente por formar parte de dehesas o para carboneo, pero también encontramos algunos ejemplares de gran talla en estado natural.
En construcción es ideal para tejados o zonas con humedad. Las oves se recogían tanto para alimento humano como para los cerdos, mejor que las bellotas, dicen. Las hojas para dar de comer a cabras y ovejas, y la leña para carbón y ahumar la matanza.