El Correo: Una segunda vida para la madera

noviembre 25, 2022

Cinco establecimientos exponen de forma simultánea la obra de Joaquín Fernández, elaborada con piezas descartadas a las que da forma y color

RAÚL CANALES Miércoles, 26 octubre 2022

Una mala maniobra de una cosechadora, que derribó un cerezo de la huerta, fue la señal que necesitaba Joaquín Fernández para encauzar esa vena artística que hasta la jubilación había estado siempre latente pero relegada por las obligaciones diarias. Lo que hubiera quedado en una simple anécdota y otro árbol troceado para la chimenea familiar, fue el punto de partida para sacar a relucir una idea que llevaba tiempo rondando su cabeza pero a la que no acababa de dar forma. Fascinado por las vetas de aquel tronco, entendió que su capacidad creativa tenía que abocarse a la madera.

Pero aún le faltaba otro empujón para pulir su estilo. La chispa definitiva llegó en una exposición de cuadros de madera bajo relieve que le fascinó, aunque en ellos echaba en falta el colorido que le había rodeado durante toda su carrera laboral como fabricante de envases metálicos. Tenía que conseguir dotar a la madera de la viveza de un rojo o un amarillo sin que las vetas perdiesen su protagonismo.

Cinco años después, la colección de obras expuestas simultáneamente en cinco establecimientos de la ciudad confirma que Fernández ha patentado un estilo muy personal. En sus manos, trozos que tenían como único destino la trituradora para convertirse en virutas para calentar la lumbre, cobran una nueva vida. «Hay piezas que merecen algo más que acabar siendo devoradas por el fuego», asegura Fernández, quien busca con su obra llamar la atención sobre el gran problema que acecha a la humanidad: el cambio climático. Usar madera reciclada es un mensaje sutil sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente.

Si los trabajos de Fernández son singulares, la fórmula elegida para presentarlos en Miranda también es única, ya que no es habitual que cuatro bares (La Rayuela, Bocca, Rigoletto y La Pepa) expongan a la vez sus obras. Además, entre quienes visiten la muestra y tengan el sello de los locales en la tarjeta diseñada para la ocasión, se sorteará uno de los cuadros. ¿Por qué estos establecimientos? Porque en su decoración la madera también esta muy presente y son el escenario perfecto.

En cada uno de ellos, Fernández ha optado por una temática, desde el inexorable paso del tiempo hasta el mar o los recuerdos de su niñez en el pueblo, cuando comenzó su relación con los árboles a través de la recogida de los frutos en el huerto familiar.

«Es una obra accesible para todos los públicos y muy llamativa por su volumen y brillos. El tamaño y el relieve también son inclusivos porque son perceptibles para personas con problemas de visión», destaca Arturo Susaeta, promotor de la exposición y encargado de suministrar el material al artista. En su serrería, también lucen estos días algunos cuadros que pueden visitarse y que repasan la evolución del artista riojano, desde los tonos más brillantes de sus comienzos a lo más apagados de su etapa más reciente.

«Nunca es tarde para descubrir nuevos talentos, sin importar la edad. Joaquín Fernández es una persona muy crítica con las cuestiones medioambientales y un gran defensor de la madera. Con su arte, también contribuye a la lucha contra el cambio climático», valora Susaeta.

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